He leído comentarios de las gemelas Torres Velasco y les doy la bienvenida al Blog ;-)
Resulta que Magdalena ha comentado una cosa que yo he estado recordando estos tres últimos días en los que he estado de colonias con mis alumnos de segundo de ESO: la leyenda urbana de la MANO NEGRA.
Esta historia me la creía a pies juntillas y también llegué, como cuenta Magdalena, a ir atemorizado al WC, ni que decir tiene que salía corriendo del báter dando un portazo y sin mirar atrás después de hacer mis necesidades. Puede que mi credulidad aumentase por el hecho de que ésta leyenda se transmitía sólo entre niños, o simplemente porque en aquel entonces yo estaba más dispuesto a creer, pues creía en Reyes Magos, en el ratoncito Pérez, incluso en retorcidas teorías sobre el origen de los niños. Esta leyenda no fué exclusiva de Sabadell ni de nuestro colegio, pues he encontrado algunas referencias en Internet que hablan de ella como esta: http://spooky-elgatonegro.blogspot.com/2007/06/leyendas-urbanas.html situándola pues, en el contexto español de los años 70. Lo curioso es que como buena leyenda urbana, puede pasar dormida un tiempo y volver más tarde, pero no tengo constancia de que haya regresado, ni en su forma original, ni en variantes de ningún tipo. La mano negra merece un lugar privilegiado en mi memoria, porque además es la primera leyenda urbana de la que tengo constancia.
Al recordar los detalles de la historia, se me aparecen tan delirantes, que no me extraña que sólo se la creyesen los niños: Por lo visto había un asesino al que le cortaron la mano y no se sabe por qué tecnologia o tipo de magia volvió a la vida y se movía autónomamente, yo llegué a preguntar si sabían si estaba teledirigida por cable, como los coches de juguete de la época. Esta mano era de color negro, pero no se sabe si ennegreció con el episodio que la resucitó o es que el propietario era negro. Aquel fragmento zombi se dedicaba a reptar a través de cloacas y laberintos de cañerías de desagüe para sorprender a los niños mientras estaban sentados en la taza del bater. Así pues, la mano negra aparecía por tu espalda , emergiendo de las aguas del inodoro y te estrangulaba, especialmente al tirar de la cadena. Esta historia alucinante se volvió multicolor cuando se diversificó y se le añadieron más personajes: una mano blanca que era inocente y cuya presencia te advertía de que podían aparecer las otras dos, y la mano roja que no mataba pero era la cómplice de la mano negra, por lo que su acometido era retenerte para impedir que abandones el WC hasta la llegada de la fatídica mano negra.
Dicen que las leyendas urbanas encierran los miedos ocultos de la gente, por lo que son una radiografía de los prejuicios y temores de una sociedad, con lo que a veces tienen la función de alertar sobre algún aspecto que se cree una amenaza (por ello siempre hablan de peligros y cosas malas). Yo me he preguntado muchas veces qué coño de significado podía tener aquella leyenda, y nunca se me aparecía ninguno hasta que me ha venido un episodio personal a la cabeza: Estando unos días de verano en una casa alquilada en Premià, nos apareció una rata negra y grande en el cuarto de baño. Me acojoné tanto (y yo he trabajado con ratas y ratones en la universidad) que llamé a la policía, que tras una pequeña batalla a porrazos me la entregó en una bolsa para que la tirase a la basura. Es fácil imaginar que por los años 70 podrian haber ocurrido sucesos parecidos, donde se encontraron ratas en los lavabos y de ésto nació la mano negra. Sin ir más lejos, recuerdo ratas corriendo por la calle al anochecer, o un día el coche de mi padre no arrancaba porque una rata le había roído los cables, y así una gran cantidad de recuerdos que me hacen suponer que ésta puede ser una explicación muy coherente.