Bueno, ¿qué decir de todo? empecemos por el reencuentro: cuando abrí la puerta de mi centro de trabajo, fue como abrir la puerta de la máquina del tiempo donde dejé a un grupo de adolescentes (a muchos hacía muuuuuchos años que no os veía) y me encontré un grupo de personas maduras, pero que la mayor parte de los casos eran totalmente reconocibles, el tiempo pasa, pero nosotros no desaparecemos así como así. Hubo un intento de ponernos al día, lo cual era muy difícil con 28 años por medio, y luego quedaron los temas de la noche, los maestros, los patios, los trabajos, recordar cosas a través de los demás: que con quién hicimos un mural de notícias, que sabemos la letra de un himno de España (joder Silvia, qué memoria), que vino el del Colacao a hacer una exhibición de fútbol y entramos a la pista roja de tenis, que nos comíamos el material escolar (menos mal que yo no era el único). Bueno, voy a hacer una mención especial a la hipermemoria de Antonio Moreno, que aunque tuvo problemas para encontrar el coche cuando salió de ver la peli (la emosión…), se acordaba de los detalles de casi todo, si es que ese hombre tiene un disco duro en la cabeza. Y la memoria seguía arrojando detalles como las aromas (de tabaco y cuero viejo), que componían una colonia de Sancho, al que el público femenino ha echado especialmente de menos junto a Carlos Gala. Hablando de ausentes, siento decir que no supe comunicar efectivamente los mensajes de recuerdos de quien no pudo venir, que me comunicaron Carlos Gala, Leonardo Rovira, José Montes, Xavi Martí Orriols, Isidoro Loba, y creo que no me dejo a nadie. Quizás el momento más mágico de la noche fue cuando se marcharon los que no podían quedarse más (estamos hablando de pasadas las 3 de la mañana) y se hizo un círculo donde se hablaba y hablaba (sobre todo Maite, jejejeje), y la gente nos mirábamos fascinados, y con una gran sonrisa, como si fuese un sueño, y poco a poco la gente marchaba, a coger una cervecilla de la barra que no cerró en toda la noche, al lavabo, y finalmente rendidos se iban para casa. Así que poco a poco fuimos menguando, hasta pasadas las 5 de la mañana. Veías una satisfacción en las caras de la gente, que se sentía a gusto, cada quien a su estilo (Valentín nos hizo reír a mandíbula suelta, es un ejemplo de lo que en psicología le llaman la constancia de la personalidad, y de ser entrañable, qué cojones). Y salimos del Urpí para casa. Yo me metí en la cama a las 6:00… mi hijo pequeño, como vaticiné me ha despertado a las doce, así que soy un afortunado que va a hacer la comida, porque esta tarde quiero llevarlos al cine, que hace meses que no van. Por cierto, tengo que quitarme el sombrero con Urpí, que nos dejó la sala toda la noche, y si hubiésemos llevado música, podríamos haber bailado ( a Valentín no le faltaban ganas), tuvimos servicio de bar en el bar del Hotel, y la cena (como servicio y comida) estuvo mucho más que correcta.
Antes de cerrar este primer comentario, os recuerdo que escribiendo a virgilio.gonzalo@gmail.com os puedo autorizar para participar al blog, que quien lea esto y tenga una foto de grupo para mandar a la redacción de Diari Sabadell, que lo haga hoy mismo, por favor.
Se siente, se siente, el A está presente (y el B, menos, pero también el B).
2 comentarios:
Buf....me ha costado asimilar todas las sensaciones vividas el pasado sábado. Sólo puedo mostrar mi alegría por comprobar que SOIS UNA GENTE COJONUDA! Me encantó volver a ver a mis compañer@s de EGB y viajar con ellos al pasado...Qué grandes tesoros guardamos en nuestros recuerdos, no os parece?
Bueno, ahora que se ha hecho lo más difícil espero repetir experiencia pero que no vuelvan a pasar otros 25 años.
SUERTE Y SALUD A TODOS.
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